¿HA REGRESADO LA VIRUELA PARA QUEDARSE?
La viruela es una enfermedad infecciosa que ha dado muchos quebraderos de cabeza a la humanidad. Llevaba mucho tiempo entre nosotros, pero sólo en 1796 se encontró una manera de vacunar contra ella, y hasta 1970 no se consiguió erradicar mediante vacunación universal. El efecto de la vacuna es muy duradero (toda la vida), pero entre 1970 y 1980 se dejó de vacunar al darse la enfermedad por erradicada. Y justo por esos años se describió por primera vez un tipo de viruela, a la que se llamó “monkeypox” o “viruela del mono”, que afectaba a roedores y podía en ocasiones saltar a simios y humanos. Al cabo de un tiempo la enfermedad se declaró endémica en ciertas partes de África, provocando pequeños brotes fuera del continente cada cierto tiempo.
Y ahora, tras la pandemia, la viruela vuelve a nuestras vidas con un nuevo brote más extenso de lo habitual. Se han detectado ya más de 200 casos en 20 países, principalmente europeos, aunque de momento no ha provocado ninguna muerte.
España es, de momento, el país con más casos confirmados (98). El virus afecta sobre todo a menores de 40 años, ya que los más mayores están vacunados contra la viruela humana, y esta vacuna protege contra el nuevo virus.
Se trata del brote más grande que se ha observado hasta ahora de esta enfermedad fuera de África. Para poner un poco de contexto, el número de casos contabilizados sólo en Reino Unido en dos semanas ya supera ampliamente el número de casos que se habían producido en países no endémicos desde que se descubrió el virus en 1970.
¿Cómo ha surgido este nuevo brote?
Algo que intriga a los epidemiólogos es que los casos han surgido en varios países a la vez sin un nexo claro entre los distintos focos. Por eso se piensa que puede haberse dado transmisión local en Europa antes de detectarlos.
Realizando secuenciación del virus se ha deducido que las secuencias de los distintos focos son prácticamente idénticas y se corresponden con una cepa de África occidental (menos letal, un 1% de muertes) y no de África Central (más letal, un 10%). En realidad, es muy semejante a la secuencia de dos brotes que se produjeron en 2018 y 2019. Aún no se ha identificado el primer caso, pero se piensa que puede haber sido una persona que ha estado en África en contacto con un animal o persona infectada. Es dificil saber si el nuevo brote ha surgido por alguna mutación del virus que lo hace más transmisible o propenso a saltar a los humanos. La razón es que el genoma de este virus es muy extenso, y por tanto al menos 6 veces más difícil de analizar que el del SARS-CoV-2. Otro problema añadido es que no se ha hecho un buen seguimiento de la secuencia del virus desde los brotes de 2018 y 2019, que salieron de la zona endémica, hasta ahora.¿La razón? Pues que estamos hablando de África, donde se dedican muy pocos recursos al seguimiento de enfermedades infecciosas. Por ejemplo, se sabe que los roedores transmiten el virus, pero no se sabe realmente cuál es el reservorio en África.
¿Cómo se compara este virus con el SARS-CoV-2?
La primera diferencia es un largo periodo de incubación. Esto supone al mismo tiempo una ventaja y una desventaja. La ventaja es que se puede usar la vacuna de la viruela para contenerlo ya que, al ser largo el periodo de incubación, si se admimistra la vacuna dentro de los 4 días siguientes a haber estado expuesto a un positivo confirmado, se previene la enfermedad. Por tanto, se puede controlar la expansión del virus haciendo vacunación en anillo, es decir, vacunando a todos los contactos de un caso probado. La desventaja es que, al ser el periodo de incubación tan largo, la persona contagiada se mueve mucho más antes de presentar síntomas y es más difícil trazar los focos, localizar los primeros casos y controlar la enfermedad.
Tabla 1.- Comparación entre el virus de la viruela del mono (monkeypox) y el SARS-CoV-2.
Parece que el virus se transmite sólo entre roedores, de roedores a humanos o de humanos a humanos. Se detectan cientos de casos cada año en las zonas endémicas deÁfrica. Sabemos, por tanto, que no es un virus totalmente adaptado a los humanos, con lo que existe el peligro de que en Europa salte a los animales y se mantenga en ellos a modo de reservorio. Por ejemplo, podría saltar a los roedores que se usan de mascotas, como hamsters o conejos de indias. El problema añadido es que estos animales no presentan síntomas, pero pueden transmitir el virus. Otra diferencia con el SARS-CoV-2 es que el virus del mono sobrevive mucho más tiempo en superficies, por ejemplo pomos de las puertas o sábanas.
¿Se sabe cómo se originó el brote en Europa?
Parece que el primer caso en Reino Unido se produjo en una persona que había viajado a Nigeria. Pero los casos que se detectaron después no tenían lazos con África ni con este inicial. Lo que ha alarmado a los epidemiólogos es que el número de casos detectados en dos semanas en Reino Unido es muy superior al número de casos que se habían detectado fuera de África desde que se descubrió este virus en 1970. Se piensa que una de las posibles razones para este aumento tan brusco de casos es que en África durante los confinamientos relacionados con la pandemia de covid-19 las personas pueden haber estado más en contacto con las mascotas y eso puede haber aumentado la prevalencia del virus en ciertas zonas de África, facilitando su salida a Europa.
¿Qué se espera ahora?
De momento, para combatir la enfermedad se dispone de dos herramientas: un tratamiento antiviral llamado tecovirimat, que se administra a personas que presentan síntomas claros de la enfermedad, y la vacuna de tercera generación Imvanex, producida por una empresa danesa (Bavarian Nordic), que se puede administrar como profilaxis a personal sanitario y otras personas que hayan estado en contacto con casos positivos.
Con estas herramientas se espera que se controlen los brotes en los distintos países afectados y nos podamos olvidar de este virus de momento. Pero sí deberíamos aprender la lección de que se debe hacer seguimiento de las enfermedades infecciosas a nivel global, para poder anticipar los peligros que nos acechan y que no se nos vayan de las manos como ha ocurrido en esta ocasión.