ANTIVACUNAS: CÓMO OPERAN Y QUÉ EFECTOS PRODUCEN
El movimiento antivacunas en EEUU ha causado más de 250.000 muertes de personas que han rechazado las vacunas contra COVID-19. Aquí os cuento cómo actúan y por qué en España no debemos confiarnos si no queremos acabar igual.
EEUU: ANTIVACUNAS Y COVID-19 EN NÚMEROS
Ahora que llevamos ya dos años de pandemia y uno de administración masiva de vacunas, ya se pueden generar datos sólidos del efecto directo de los antivacunas. EEUU es un buen “laboratorio” donde los antivacunas han ido creciendo en fuerza y dejando una mella importante en los porcentajes de vacunación, lo cual se ha reflejado directamente en número de muertes. Voy a ilustrarlo con 4 gráficas que me han parecido las más representativas:
En la primera, publicada en Finantial Times, se muestra (rojo + azul) el número de hospitalizaciones por COVID-19 en EEUU desde julio de 2021, comparando con una modelación (sólo azul) del número de hospitalizaciones que se habrían producido con un porcentaje de vacunación semejante al de Dinamarca:
En la segunda, publicada por los CDC de EEUU, se muestran las muertes COVID-19 por 100.000 habitantes en EEUU desde mayo de 2021 dividiendo en vacunados (azul) y no vacunados (negro):
En la tercera, publicada por New York Times, se muestra el puesto que ocupa EEUU respecto a otros países de renta alta en vacunación completa y en dosis de refuerzo. Vemos que en las dosis de refuerzo EEUU queda muy rezagado:
En la cuarta, publicada también por New York Times, vemos el resultado de lo anterior en muertes. A la izquierda tenemos el número acumulado de muertes por COVID-19 durante toda la pandemia, donde EEUU va a la cabeza de los países de renta alta. Y a la derecha vemos lo mismo, pero sólo durante la oleada Ómicron, donde vemos que EEUU no sólo va a la cabeza sino que marca una distancia importante. Claramente, como resultado de la ralentización de la vacunación a nivel de dosis de refuerzo:
¿CÓMO ACTÚAN LOS ANTIVACUNAS?
Hasta aquí hemos visto el efecto pernicioso del movimiento antivacunas en el ejemplo de EEUU durante la pandemia de COVID-19. Ahora vamos a centrarnos en el mecanismo de acción de este tipo de movimientos. En primero lugar, está demostrado que no se centran sólo en las vacunas sino en aquellos temas que preocupan a la población, y no buscan una solución concreta ni ofrecen alternativas. Por ejemplo, en el último mes se ha observado un desplazamiento en redes sociales de la actividad de las cuentas que difundían contenido antivacunas hacia temas relacionados con la guerra de Ucrania. El fin último es crear desconfianza en las instituciones y en los medios de comunicación. Al final es como una secta: quien sigue a este tipo de cuentas en redes sociales sólo se informa a través de ellos e ignora a la ciencia y a los medios de comunicación tradicionales. Este tipo de movimientos se sienten muy cómodos comunicándose a través de redes sociales, por ejemplo en España en los grupos de whatsapp de amigos, o de padres de colegios. Aunque esto podría ser un estadio inicial, ya que en EEUU están ya introducidos en los medios de comunicación clásicos, por ejemplo a través de la cadena de televisión Fox.
A través de estos medios hacen circular videos y otros materiales donde se infunde el miedo y la desconfianza, utilizando tres técnicas:
-Descontextualización: se presentan datos fuera de contexto, o sin explicar cómo se han obtenido estos datos, con el único fin de que estos apoyen las tesis de uno;
-Manipulación: se manipulan los datos de modo que parecen reflejar un efecto, pero cuando se analiza en detalle se ve que el efecto no existe, o incluso es el contrario (por ejemplo, comparar número de hospitalizaciones o muertes sin indicar número de casos);
-Apelación a las emociones: se utiliza a los niños, las personas mayores, los animales, para inducir una respuesta emocional más que racional.
¿QUÉ SE PUEDE HACER?
Por todo esto, mi conclusión es que, además del trabajo titánico de desmontar sus argumentos uno a uno(como hemos venido haciendo yo y otros científicos durante la pandemia), habría que centrarse también endesmontar su sistema de funcionamiento. Habría que desenmascararlos y rebatir sus argumentos allí donde se hacen fuertes. ¿Para qué? Pues para evitar que cobren tanta fuerza como para manejar sus propios medios de comunicación de masas, como ha pasado en EEUU. Mejor anticiparse a los problemas que intentar eliminarlos cuando se hacen demasido grandes.